miércoles, 29 de agosto de 2007

Hoy me quise emborrachar y no pude.
Quería enfermar, no ir al trabajo,
soñar todo el día contigo
mientras la gente pasara por mi puerta sin llamar,
pero el alcohol me sabe a agua sin ti.

Estas letras simples no valen nada,
tírate por la ventana.
No hay rima aquí,
subete al noveno piso y tírate.
Descansa.

Deja de creer en ti, te sentirás mejor.
Aléjate de la esperanza, que no te queme más.
Estás hecho para no estar,
no me digas lo contrario.
Estás enamorado de la chica equivocada.

Deja que la chispa se apague, te sentirás mejor.
Si no la puedes apagar, te quemarás y eso duele.

Si esa chispa no quemara...
si sólo fuera una metáfora.
Si sólo fuera una metáfora, ¿qué haces aquí?

La chica está enamorada del viento,
y el viento no apaga mi chispa.
La metáfora es un coche y un avión y luego un taxi,
y ya estás con la chica,
y el parque se empieza a incendiar.

Si por un momento... si por un momento...
Si por un momento pudiera levantarme, dejar de escribir

martes, 7 de agosto de 2007

Queda una chispa que puede incendiar todo el bosque y convertirlo en vapor rojo que suba hasta condensarse en una nube gris.
El gris puede que se vuelva blanco y el blanco puede que se comprima en una línea fina que azote el cielo.
Entonces la nube quizá deje de contener su respiración y sus colores: la lluvia caería sobre el bosque quemado y nacerían abetos alrededor de la chispa.
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Quizá, puede, quizá, puede. Todo quizá puede que dependa de cómo estas manos encajan en las tuyas.

martes, 24 de julio de 2007

La última nota se quedó colgada en el aire un momento y luego el viento se la llevó.

El atardecer cayó de golpe, levantando una brisa fresca, y fue entonces cuando vino el reposo. Las sábanas recibieron el cuerpo, los olores entraron por los poros de la piel, y así llegó el sueño, con un lento cerrar de párpados, como si dos soles azules entraran a la vez en eclipse.

Lo que pasa realmente cuando ella cierra los ojos, en cada pestañeo, en cada momento y lugar del día, es que la luz de sus ojos rebota suave contra el párpado y empieza a reflejarse por su interior, llenándola. Es entonces cuando irradia un tenue azul eléctrico a través de su piel. Es un azul más intenso si al cerrar los ojos abre la boca: entonces el resplandor azul desaparece de la piel y sólo se proyecta saliendo entre sus labios. Se creía que esta luz es más brillante gracias a la proximidad de la boca a sus ojos, que son, recordemos, la fuente de los destellos. Pero últimamente se está descartando esa teoría de la proximidad, al observar que, de los orificios auditivos, aún cuando esos conductos están libres de residuos, no sale luz en ningún grado. Se cree, aunque son conjeturas que necesitan de más pruebas, que la curva de los labios produce una revolución en los destellos, que se cruzan entonces unos con otros produciendo mayor intensidad lumínica.

Por último, decir que no se ha encontrado a nadie, aparte de quien escribe estas líneas, que pueda observar estos fenómenos. Esto hace que mis teorías no tengan ninguna validez científica. Asímismo, no hay constancia de otras personas que puedan brillar así, ni en sujetos de ojos azules ni en otros sujetos.

Si alguna vez usted nota algo así como un calor azul sobre la piel, seguramente esta chica le estará mirando fijamente... Entonces puede estar seguro de que le están mirando... desde la diMegsión desconocida.

sábado, 21 de julio de 2007

Noche. Un bosque. Un personaje en la mitad de un bosque sin caminos. Pasos siguiendo la luna, esperando una señal, un sonido... una campana lejana que lo guíe hacia un pueblo, una sociedad, hacia un sitio donde poder trabajar a cambio de pan y cobijo, aunque sea sólo para esta noche por no ser ese pueblo el de su casa, el de la familia que espera crear, el de sus niños jugando, el de su tumba.

Pasos. La maleza enredándose en sus botas. Pájaros nocturnos riendo. Esta noche será otra de esas noches sin nadie. Los árboles lo tapan todo, arañan la luna, a veces la tapan por completo. Seguir. ¿Qué más hacer? Seguir. Hay fuerzas esta noche. Seguir. Pasos hasta que el sueño venga por fin. Entonces, un árbol fresco y dormir entre las raíces. Soñar por fin y alejarse en sueños de la maraña de ramas, de los pájaros invisibles. Encontrarse con un pozo, beber de él aunque sólo fuera en ese sueño. Pero hay fuerzas, el sueño no vendrá fácilmente. Caminar. Seguir. Pasos. Es necesario seguir, cansarse entonces y poder dormir. Pasos. Pájaros invisibles. Sin hambre pero con sed, seguir.

Sensación de sed en un bosque que lo tapa todo. Árboles que lo tapan todo, todos distintos, todos antiguos como el mundo. Seguir entre ellos. No hay luz salvo gotas de luna cayendo entre algunas ramas. Verde óscuro. Negro. Silencio. Pájaros. Silencio. Se puede caminar con los ojos cerrados, las botas tropiezan igual. Sed. ¿Está cansado ya? ¿Podrá dormir? Pasos. Silencio. Negro. Aún no, el cansancio no vendrá aún.

Una campana.

Ojos abiertos por fin. ¿Dónde? Intentando encontrar el sonido que se pierde. ¿Dónde? ¿De dónde? Pasos apresurados hacia donde se ha perdido el eco y luego quietud para escuchar mejor. Si ha habido la campana, hay un campanario, hay un campanero, hay una persona despierta, hay un vaso de agua, hay un trozo de pan, hay un diálogo, hay una cama, hay sueño, hay otro día después pero con indicaciones de pueblos, de oficios, de gentes, de plazas, de casas, de niños jugando en los campos. La luna se ha perdido también. Ojos abiertos, mirando lentamente alrededor. Pájaros riendo. Pasos.

Pasos. Un claro en el bosque. Un claro en el bosque y ganas de tumbarse en él. Que el sueño venga cuando quiera. Un claro en el bosque con hierba tupida, pero bien cortada. Un alzar la vista y ver una pared gris. Una ventana negra. Un correr hacia la pared, mirar por la ventana, no ver nada pero... ¡algo por fin! ¡Una nada negra rectangular en una pared gris que sube hacia un campanario! Correr. Correr hacia la puerta esté dónde esté. Dar la vuelta a la casa corriendo. No es una casa ni una iglesia sino un palacio con una capilla con campanario ¿con campanero? Buscando la puerta, dando la vuelta al palacio. ¿Con servicio despierto a estas horas? Sin frenos ahora, la hierba tupida sin zarzas ni arbustos permite correr. "Corre, corre" dice la voz interior, "que el cansancio y el sueño llegue en este lugar". Las escaleras. Unos metros más. La puerta. La luna no la ilumina, son las estrellas todas juntas. "¡Alguien de buen corazón que abra la puerta a un pobre perdido!" Golpes en la puerta. "¡Alguien por favor!" Silencio. Eco de los golpes de llamada. Silencio absoluto. Eco de pasos y después pasos con eco y después solamente pasos. Alguien. Pasos. Pasos hasta la puerta y silencio. Cerradura. Una columna de luz. Una corriente de aire cálido. El color rojo en los tapices del interior. Una capucha con una vela. Una mujer. Un vaso de agua. Un trago de lágrimas.

jueves, 5 de julio de 2007

¿Sobre qué puedo escribir? Supongo que esa es la pregunta que se hacen los que, creo que como yo, crean un blog sin saber mucho de qué hablar o si su palabra será leída. Esto último seguro se cumplirá, ya que mi amigo Luis me animó a crear "Luces de palacio" y aseguró que me leería.

Como véis, no soy un gran escritor (pedazos como "Esto último seguro se cumplirá" o la redundancia "seguro"-"aseguró" lo demuestran). Pero no quiero ser escritor.

¿Qué quiero ser? Supongo que esa es la pregunta que se hacen los que aún no son "algo". La verdad, me gustaría dirigir películas.

¿Por qué no he dirigido películas aún? Tengo 28 años. A continación podría hacer un breve resumen de "mi vida" hasta ahora pero no quiero aburrir al personal. Soy un ser común y corriente que, como todos, tiene algún momento de potencia que le ha llevado a hacer cosas buenas. Pero, volviendo a la pregunta, ¿por qué aún no he hecho lo que quiero hacer? La respuesta es clara. Porque no he tenido cojones.

¿Podré hacer lo que quiero hacer? Aquí introduzco a manera de paréntesis un tema que es importante para mí: el cine no lo es todo. De hecho, si algo nos puede ayudar a los seres humanos creo que es la música, que da cien mil vueltas al cine en cuanto a sencillez y emoción. Pero, sin irme por las ramas, lo que quería decir es que la profesión o la pasión de uno no importa mucho si se compara con "el resto" (amor, amigos, familia, momentos puntuales de algo así como la felicidad, etc.). Creo que fue el director Raoul Walsh quien dijo que "el cine no es nada al lado de la vida". Él era un aventurero.

¿Podré hacer lo que quiero hacer? Repito la pregunta de antes porque me he ido por las ramas. La respuesta es un claro y rotundo "no lo sé".

¿Intentaré vivir como quiero vivir y hacer lo que quiero hacer? Supongo que quien no lo intenta, puede llamar a la funeraria para que le preparen el ataúd.

¿Se puede conseguir algo en este corto lapso del que disponemos? Espero que sí. Cuesta, pero espero que sí. Es cuestión de querer estar bien.

Aquí me despido. Hasta que otra luz se encienda en el modesto palacio de encima de mis hombros, no volveré por aquí. Os saludo y espero que la vida nos sonría.