Noche. Un bosque. Un personaje en la mitad de un bosque sin caminos. Pasos siguiendo la luna, esperando una señal, un sonido... una campana lejana que lo guíe hacia un pueblo, una sociedad, hacia un sitio donde poder trabajar a cambio de pan y cobijo, aunque sea sólo para esta noche por no ser ese pueblo el de su casa, el de la familia que espera crear, el de sus niños jugando, el de su tumba.
Pasos. La maleza enredándose en sus botas. Pájaros nocturnos riendo. Esta noche será otra de esas noches sin nadie. Los árboles lo tapan todo, arañan la luna, a veces la tapan por completo. Seguir. ¿Qué más hacer? Seguir. Hay fuerzas esta noche. Seguir. Pasos hasta que el sueño venga por fin. Entonces, un árbol fresco y dormir entre las raíces. Soñar por fin y alejarse en sueños de la maraña de ramas, de los pájaros invisibles. Encontrarse con un pozo, beber de él aunque sólo fuera en ese sueño. Pero hay fuerzas, el sueño no vendrá fácilmente. Caminar. Seguir. Pasos. Es necesario seguir, cansarse entonces y poder dormir. Pasos. Pájaros invisibles. Sin hambre pero con sed, seguir.
Sensación de sed en un bosque que lo tapa todo. Árboles que lo tapan todo, todos distintos, todos antiguos como el mundo. Seguir entre ellos. No hay luz salvo gotas de luna cayendo entre algunas ramas. Verde óscuro. Negro. Silencio. Pájaros. Silencio. Se puede caminar con los ojos cerrados, las botas tropiezan igual. Sed. ¿Está cansado ya? ¿Podrá dormir? Pasos. Silencio. Negro. Aún no, el cansancio no vendrá aún.
Una campana.
Ojos abiertos por fin. ¿Dónde? Intentando encontrar el sonido que se pierde. ¿Dónde? ¿De dónde? Pasos apresurados hacia donde se ha perdido el eco y luego quietud para escuchar mejor. Si ha habido la campana, hay un campanario, hay un campanero, hay una persona despierta, hay un vaso de agua, hay un trozo de pan, hay un diálogo, hay una cama, hay sueño, hay otro día después pero con indicaciones de pueblos, de oficios, de gentes, de plazas, de casas, de niños jugando en los campos. La luna se ha perdido también. Ojos abiertos, mirando lentamente alrededor. Pájaros riendo. Pasos.
Pasos. Un claro en el bosque. Un claro en el bosque y ganas de tumbarse en él. Que el sueño venga cuando quiera. Un claro en el bosque con hierba tupida, pero bien cortada. Un alzar la vista y ver una pared gris. Una ventana negra. Un correr hacia la pared, mirar por la ventana, no ver nada pero... ¡algo por fin! ¡Una nada negra rectangular en una pared gris que sube hacia un campanario! Correr. Correr hacia la puerta esté dónde esté. Dar la vuelta a la casa corriendo. No es una casa ni una iglesia sino un palacio con una capilla con campanario ¿con campanero? Buscando la puerta, dando la vuelta al palacio. ¿Con servicio despierto a estas horas? Sin frenos ahora, la hierba tupida sin zarzas ni arbustos permite correr. "Corre, corre" dice la voz interior, "que el cansancio y el sueño llegue en este lugar". Las escaleras. Unos metros más. La puerta. La luna no la ilumina, son las estrellas todas juntas. "¡Alguien de buen corazón que abra la puerta a un pobre perdido!" Golpes en la puerta. "¡Alguien por favor!" Silencio. Eco de los golpes de llamada. Silencio absoluto. Eco de pasos y después pasos con eco y después solamente pasos. Alguien. Pasos. Pasos hasta la puerta y silencio. Cerradura. Una columna de luz. Una corriente de aire cálido. El color rojo en los tapices del interior. Una capucha con una vela. Una mujer. Un vaso de agua. Un trago de lágrimas.
sábado, 21 de julio de 2007
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